[Programa de fiestas 1953, sense numerar.]

En tiempos del Rey Don Jaime existía una alquería llamada por los árabes Alfara o Alhara, compuesta por dos casas, con sus heredades independientes.

El Rey, en 1238, entregó una de ellas a los Jurados y Concejo de Daroca, y la otra, en 1249, a Jimén Pérez de Tarazona.

Muy pronto pasaron ambas casas a manos de nuevos propietarios, y, recibiendo nombre de sus apellidos, se llamaron Alfara «d’en Losà» y Alfara «d’en Sadorní».

Alrededor de estas dos casas se fueron construyendo nuevos edificios, siempre independientes unos de otros, pero formando un caserío, hasta que en la primera mitad del siglo XIV y antes de 1341 lo compró Guillem Jafer, que lo vendió en 1388 a Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente. Bonifacio abraza la vida religiosa y en 1396 lo vende a Bartolomé Cruilles.

Dos siglos posee el lugar la noble familia valenciana, pasando sucesivamente de padres a hijos, hasta que en 1595 Cosme Cruilles lo vendió al Patriarca Juan de Ribera.

Ribera es el último propietario de Alfara, ejerciendo el Señorío jurisdiccional primero en su persona física y después mediante su persona moral, que es prolongación, a través del tiempo, de su persona física, el Colegio de Corpus Christi de Valencia.

Puestas estas premisas, podemos preguntar: ¿Quién fué el fundador de Alfara?

La respuesta nos la dan los siguientes hechos:

Guillem Jafer fué el primero que plantó la bandera de la unificación, reduciendo la propiedad a un solo dueño, dando servicio religioso con la erección de una iglesia e institución de una Capellanía.

Materialmente ya existe un pueblo: casa, habitantes, iglesia; pero formalmente aún no puede llamarse tal; falta todavía la unión moral, jurídica, entre los elementos materiales.

Bonifacio Ferrer da un paso más. En 1394 obtiene la creación del Señorío jurisdiccional de Alfara.

Los Cruilles, en 1546, consiguen permiso para poner pila bautismal.

El Patriarca Juan de Ribera crea, por fin, el primer Concejo de Alfara y consigue la independencia administrativa y la jurídico-criminal.

Desde entonces el Patriarca, como Señor, nombra los Concejales, dicta las normas por las que se ha de regir el pueblo, vigila y ratifica los acuerdos y la administración, ha dado forma completa a lo que hasta entonces no era más que una agrupación de casas sin lazo jurídico alguno, excepto el que poseía como Señorío. Es ya un pueblo material y formalmente.

Alfara, que se llamó «Alfara de la Huerta», «Alfara de los Ladrilleros», «Alfara de los Cruilles», recibirá desde entonces su nombre propio e inmutable. Se lla­mará ya definitivamente «Alfara del Patriarca».

Son, por tanto, fundadores de Alfara: Guillem Jafer, Bonifacio Ferrer, los Cruilles y el Patriarca Juan de Ribera; pero entre todos el más importante, aunque no sea el primero, es el Patriarca, que le dió forma, cohesión, autoridad, nombre y, por medio de su Colegio, el Reservado de la Eucaristía que en 1642 se colocó solemnemente en su iglesia.

Muy acertadamente dice la «Geografía del Reino de Valencia», al hablar de Alfara del Patriarca: «El dominio del Colegio del Patriarca es el que aparece más ostensible.»

Por eso Alfara será siempre «del Patriarca» y el Patriarca Juan de Ribera será siempre el Señor de Alfara.

Bibliografia completa Anònim, “Alfara y su señor”. Programa de fiestas 1953. Sense numerar.
Etiquetes Història, programes de festes, medieval
Data de publicació Dilluns 4 d’octubre de 2021
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